viernes, 7 de noviembre de 2014

REVISTA


             VESTIMENTA
 
 

Aunque el efecto de la globalización haga que la ropa moderna en un lugar sea muy similar a la que se usa en otros países, el atuendo típico mexicano se ha preservado como parte de las costumbres y formas de vida ancestral, y es, hasta hoy, parte de nuestro patrimonio cultural. Los trajes típicos de distintas regiones de la República Mexicana representan uno de los elementos que estimulan el turismo en nuestro país.
Dentro de los muchos trajes típicos de México, presentamos aquí las características de los atuendos más representativos de Oaxaca, a partir del libro escrito por Georgina Luna Parra y Mónica Sáenz Arroyo: Así viste la Mexicana, publicado en 1992.
Chenteña de Ejutla de Crespo

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La ropa chenteña femenina es utilizada en la parte sur de los valles centrales de Oaxaca. Con influencia de la Colonia pero también indígena, las faldas de algodón son hechas a mano en colores muy brillantes. La blusa que usan es de algodón con bordados en la pechera, parte que cubre el pecho, un rebozo generalmente negro y unos huaraches.
Traje de Coyotepec

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En este pueblo del Valle de Oaxaca, se trabaja el barro negro con el que se elabora el hermoso y célebre cántaro redondo. Aquí, las mujeres visten con un enredo de tela de cuadros y un huipil de algodón blanco, bordado en el escote. Usan un rebozo negro que se enredan en la cabeza a modo de turbante. Típicamente cargan en el hombro un cántaro de Coyotepec con agua fresca.

Huautla de Jiménez de la Sierra Mazateca

Huautla_de_Jimenez

Este traje indígena lleva un huipil de algodón blanco, bordado en el frente con punto de cruz, en colores llamativos. Los dibujos que decoran el huipil representan aves, como el pavo real, al igual que flores de la región. Por otra parte, el huipil lleva listones de colores azul turquesa y rosa mexicano. En la parte baja del huipil, asoma el regajo que va decorado de bordados color guinda con figuras de caballos y hombrecitos. En el baile tradicional de Huautla de Jiménez, llevan dos largas trenzas negras a los lados y cargan una jícara llena de pétalos de flores que esparcen al compás de la música.


Traje de Pinotepa Nacional

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Es un traje mestizo con influencia de la Colonia, compuesto por una falda muy amplia de satín en colores llamativos con retoques de listones y de blonda blanca. La camisa es blanca con un difícil bordado con chaquira, con motivos de la naturaleza. La chaquira, de origen chino, fue introducida mediante el comercio del siglo XVI. Este traje es utilizado en los grandes eventos, sobre todo religiosos. Llevan el cabello trenzado que se adorna con joyería de oro, típica de la región costera. En el baile tradicional, de ritmo tropical, llevan una pañoleta en la mano que acompaña el baile.
Malacatera de Jamiltepec

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Este traje, utilizado por las indígenas de Jamiltepec, se llama “malacatera”, pues la mujer usa malacates para tejer el hilo de algodón con el que hace sus prendas de vestir. El enredo, que es del mismo material, va teñido en lila con la tinta del caracol de mar y en rojo con la “cochinilla”, animal típico de Oaxaca.
 Típico de la región costera dadas las condiciones climáticas del estado, el huipil tiene múltiples usos y es cocido con listones y algunas puntadas de bordado en el cuello. Tiene una apariencia oriental, similar al kimono, con un peinado de chongo japonés al que se amarran las agujas del malacate.

Gastronomía

Oaxaca se distingue por conservar vivas sus tradiciones en sus habitantes, sus casas, sus festividades y su cocina. Penetrar en el mundo gastronómico de esta entidad, es adentrarse en un universo sorprendente por su diversidad y coherencia.
La cultura gastronómica ha incorporado elementos supervivientes de la cocina prehispánica y los ha hecho propios, así como los procesos y la preferencia por los productos locales; a esto habría que añadir la inventiva e imaginación que han logrado combinaciones que maravillan por su colorido, aromas y sabores. La comida oaxaqueña tiene colores de los que algunos platillos toman su nombre, como los moles verde, colorado, negro y amarillo, que matizados crean la famosa gama de los siete moles regionales. Además, Oaxaca produce quesos propios como el quesillo oaxaqueño, considerado como uno de los mejores del mundo; sus chiles nativos, como rojos y negros y el orégano oaxaqueño, participan en la singularidad de su cocina.
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Un aspecto sobresaliente de la gastronomía, es la interminable lista de antojitos locales y el aprovechamiento de los insectos, como en sus bebidas los gusanos acompañados con la copa de mezcal.
Todo se combina en una aventura plena de sabores y colores, paisajes e historia, fértiles valles y serranías desérticas, paraísos olvidados y playas vírgenes pero, sobre todo, en una memoria del pasado que vive en las costumbres ancestrales; he ahí la Noche de los Rábanos y la gastronomía, hombres y mujeres y hombres fieles a su idiosincrasia o los tradicionales lunes del cerro de la Guelaguetza.
Al continuar en el ramo de la comida y los productos relacionados, Oaxaca ocupa el tercer sitio como productor de café y el segundo productor de piña, aunque en la entidad se cultivan arroz, caña de azúcar y ajonjolí; limón, granada roja, zapote, mamey y mango.

En sus praderas se cría ganado bovino y caprino, y puede jactarse de tener una rica fauna marina donde destaca la captura del camarón y langosta, así como la pesca de tiburón en Puerto Ángel, y la de atún, barrilete y bonito, en la región del Golfo de Tehuantepec.

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Así que, para comer en Oaxaca, con su riqueza gastronómica de gran influencia prehispánica, no es necesaria mucha hambre, ya que basta con el antojo, y nada más efectivo para abrir el apetito que una copita de mezcal y, aquí que si que el refrán aquel de que "para todo mal, mezcal, y para todo bien, también".
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Así que, si te agrada un pescado empapelado “super-fresco”, puedes adquirir alguna de las variedades que ofrecen estas sencillas personas y llevarlo de inmediato a algún restaurante, donde el sazón es inigualable.
Sin embargo, todo lo que se diga aquí acerca de la gastronomía Oaxaqueña quedará “corto”, por lo que es mejor visitar el estado y deleitarse con su cocina privilegiada… y ¡buen provecho!.










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